El director alemán prepara su reaparición en la gran pantalla con un nuevo thriller, cuyo título lleva por nombre La sopa de miso. Se trata de una adaptación de la novela del prestigioso escritor japonés Ryu Murakami, maestro del thriller psicológico. Con este trabajo (que se encuentra en estos momentos en preproducción), Wim Wenders pretende retornar a la credibilidad, aventurándose en un género del que llegó a obtener grandes elogios gracias a El amigo americano o El final de la violencia.
Una credibilidad nula a tenor de la producción que le ha acompañado en estos últimos años plagada, irrevocablemente, por la más pura ingenuidad, el desaliño y la pobreza narrativa, así lo atestiguan El hotel del millón de dólares o la malograda Tierra de abundancia. No es de extrañar que cuando se sabe que el realizador alemán se encuentra metido en un nuevo proyecto, salten las alarmas (e incluso sarpullidos) en algunos sectores de la crítica especializada. Su obra es considerada para muchos como pretenciosa, amén de sobrecargada y preciosista. Un intento repetido y frustado para profundizar, sin escapar de la mediocridad.
Sin embargo, su labor como documentalista le ha hecho merecedor de un respeto generalizado por parte de los críticos, sin que puedan tomar represalias ante unas obras que desbordan cercanía y lucidez. Siendo capaz, por ejemplo, de inmiscuirse y empaparse de las raíces de la música cubana con la ayuda de Compay Segundo para, a continuación, plasmar su aroma de forma vehemente con Buena Vista Social Club; o reunir en 1982 a parte de los representantes del Nuevo cine alemán (Herzog y Fassbinder), junto a Godard y Spielberg (entre otros) en Habitación 666, donde se elocubra y discute sobre la posibilidad de que la llegada (inmimente) del vídeo supusiese el revulsivo definitivo que daría al traste la industria cinematográfica convencional.
Dentro de esta línea documentalista hay que anunciar que su último proyecto se encuentra en estos momentos en posproducción. Con Pina quiere acercarse (y rendir homenaje) a la figura de la reputada coreógrafa alemana Pina Bausch, fallecida hace casi un año tras una larga enfermedad. Una muerte repentina, que hizo que el rodaje se paralizase durante un tiempo debido a la enorme amistad que existía entre ambos artistas. La cinta cuenta con el aliciente de estar rodada en 3-D, ya que en palabras del cineasta “sólo este formato le rinde honor a la artista”.
La sopa de miso se empezó a fraguar en 2008, tras cerrarse la 61 edición del festival de Cannes, donde se le concedió 8 millones de dólares al realizador alemán para llevar a la gran pantalla la novela (anteriormente citada) de Ryu Murakami. Se sabe que todas las localizaciones de la película están situadas en Tokio, además que el film hablará tanto inglés como japonés. Wenders además cuenta con la participación del actor Willem Dafoe; cerca de 17 años separan a ambos del último trabajo realizado juntos, Tan lejos, tan cerca. Como viene siendo habitual Neue Road Movies (productora creada por el realizador alemán) se encarga del proyecto, junto a Cine @, F Comme Film, Films Distribution y Green Sky Films.
A ver si está tan bien como "Azul casi transparente".
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